Bernardo Wilk, alumno de 5º año de la carrera Ingeniería Naval, brinda detalles de su participación en la primera navegación del rompehielos Almirante Irízar, tras 10 años de inactividad.
Como siempre, de alguna u otra manera, el ITBA dice presente. En este caso, la Universidad contó con representación en la travesía de prueba del buque insignia de la Fuerza Naval Antártica, el rompehielos Almirante Irízar, que volvió al mar luego de una década fuera de funciones. Bernardo Wilk, fue el alumno seleccionado por el Departamento de Ingeniería Naval para sumarse a la tripulación que partió desde el Puerto de Buenos Aires con destino a Puerto Belgrano.
“Se trató de una experiencia muy importante para los que estudiamos esta carrera, ya que son escasas las posibilidades que tenemos de salir de los libros o de las visitas a buques amarrados y ver uno en operaciones, y menos en período de pruebas de mar o de entrada a dique”, destacó el estudiante.
-¿Cuáles fueron tus funciones a bordo?
-Mi rol principal fue el de conocer el buque en detalle, recorrer todos los espacios, observar el funcionamiento de los equipos, presenciar las distintas pruebas que se realizaron, y sacarme todas las dudas con la tripulación. Las experiencias más importantes que realizamos junto a los estudiantes invitados de otras universidades fueron de lo más variadas: testear el funcionamiento de los motores al someterlos a distintas exigencias, ver cómo funcionan los sistemas de control remoto de sondaje de tanques y de operación de válvulas; como también observar las maniobras de aterrizaje y entrada al hangar de un helicóptero de la Armada Argentina, entre otras tantas tareas.
-¿Qué fue lo que más te llamó la atención?
-Al tratarse de la primera navegación estaba advertido que iban a aparecer varios imprevistos y cuestiones que no se habían tenido en cuenta. La travesía en sí tenía esa función. La navegación duró una semana desde la zarpada hasta que amarramos en Puerto Belgrano. Cabe mencionar que el viaje no era para llegar lo antes posible sino para testear los equipos en altamar, por lo que estaba previsto realizar las pruebas en el transcurso de siete días.
-Estás a unas semanas de graduarte, ¿qué creés que te llevás del ITBA?
-Esta universidad me brindó muchos conocimientos en un muy amplio espectro de campos; me instruyó a pensar y a razonar ingenierilmente, y me enseñó cómo y dónde buscar la información que necesite a lo largo de mi vida profesional. Además, tuve la posibilidad en 2014, de realizar la práctica de embarque durante 30 días, participando de una navegación a la Antártida, Y el ITBA también me permitió contactarme con mucha gente del mundo naval, mantener una muy buena relación con muchos profesores y llevarme varias amistades.
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