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Tiene 20 años, estudia bioingeniería, es parte del equipo de natación del ITBA y acaba de consagrarse campeona nacional junior de levantamiento en potencia. Un vistazo a la vida de Cristina Haug, una alumna multitasking.

Superar desafíos. Ese pareciera ser el hilo conductor de las acciones y decisiones que fue emprendiendo María Cristina Haug a lo largo de su corta vida, y que colaboraron para que se conviertan en quien es hoy: Becaria de Honor del ITBA, estudiante de Bioingeniería, flamante campeona nacional junior de levantamiento en potencia de la Federación Argentina de Potencia, miembro del equipo de natación de la Universidad, e integrante del Coro de Graduados. Sin dudas, una buena cantidad de sombreros para alguien que no supera los 20 años.

“Siempre fui bastante curiosa y me gustó involucrarme en distintas actividades. Mi primera experiencia de este estilo fue la Olimpíada Matemática Ñandú, cuando estaba en quinto grado. Sin embargo, siento que lo que me despertó el interés la ciencia y la tecnología fue haber participado en Expedición Ciencia 2014, un campamento que reúne 40 jóvenes de entre 14 y 18 años de todo el país. Me permitió aprovechar muchas de las oportunidades existentes, y a partir de ahí participé de Olimpíadas de Matemática, Preservación del Medioambiente, Petróleo y Tecnología. También, quedé seleccionada en dos campamentos internacionales, International Science Summer Camp 2015 en Dinamarca y Bayer Kimlu 2016 en Chile”, describe la oriunda de San Martín de los Andes.

Como a todo adolescente promedio, el deporte apareció como una herramienta de integración y de equilibrio físico y emocional.  Primero natación, para en 2016 comenzar a entrenar fuerza tanto en su ciudad como en Buenos Aires, cuando superó el ingreso al ITBA.  Este año se generó el gran salto: quien la entrenaba en el gimnasio del YMCA le vio condiciones y le propuso competir en levantamiento de potencia (conocido también como powerlifting) Y en mayo apareció el primer trofeo, se consagró en el Torneo apertura 2019 de la Asociación de Potencia de Almirante Brown. Tomó ese resultado como un punto de inflexión, y este segundo cuatrimestre se mudó de gimnasio y pasó al Club de la Fuerza. Y llegó otro gran logro, obtuvo el primer lugar en el Campeonato Nacional de Powerlifting de FALPO – IPF, en la categoría Junior -84kg.

Cristina asegura que sigue sorprendida por lo alcanzado: “Esta competencia fue mi primer torneo nacional como federada, y lo que más me llevo es experiencia. Se vieron muchos progresos técnicos y en consecuencia mejoraron los kilos. Superé las marcas logradas en mayo de sentadilla y de banco, y aumenté el total de competencia en 22,5 kg. Lo que más me costó fue manejar las emociones y lograr tener la mente fría sobre el tablado”.

-Lograste buenos resultados en un plazo muy corto, ¿contás con algún tipo de apoyo?

-En este camino, CEITBA confió y me apoyó desde el inicio, tanto en el torneo de apertura, como para abordar los gastos del viaje al Campeonato Nacional de Powerlifting. Detrás de estos logros están ellos, que sin su ayuda esto no hubiera sido posible. Me dieron la oportunidad de empezar a construir la carrera deportiva y cumplir un sueño.

-¿Qué es lo que más te atrae de esta disciplina?

-Lo que más me gusta es que te fortalece física y mentalmente, y esa fortaleza te ayuda a afrontar los distintos desafíos de la vida diaria. Entre los deportes individuales, es de aquellos donde el intento es válido o nulo, no hay punto medio. Hay que tener carácter, decisión y determinación. No puede haber lugar para el miedo o la duda ante una barra cargada con discos, más cuando se buscan cargas máximas. Además, se trabaja mucho la concentración y la conciencia corporal, hay que ser capaz de visualizarse. Y como todo deporte, implica disciplina, constancia y compromiso, dejándolo todo en cada entrenamiento.

-Sos campeona nacional junior, ¿cuáles son tus próximos planes?

– Me gustaría poder participar de un torneo internacional y llegar a un mundial. Cabe aclarar que powerlifting (levantamiento de potencia) no es considerado un deporte olímpico, como halterofilia (levantamiento olímpico) e incluso es más dificultoso conseguir sponsoreo. Este año estaba clasificada para el Sudamericano y Panamericano de Potencia, pero por cuestiones económicas y por no contar con toda la indumentaria oficial, tuve que darme de baja. De todas formas, fue positivo sumar un torneo nacional previo a uno internacional, donde las exigencias son mayores y también hay que estar preparado mentalmente.

-Además de levantamiento de potencia sos parte del equipo de natación del ITBA, ¿cómo combinás ambas disciplinas?

-A diferencia del año pasado, no estuve nadando tanto ya que me focalicé en el entrenamiento de potencia. No obstante, sigo participando de los torneos de natación organizados por la Asociación del Deporte Amateur Universitario (ADAU) en las pruebas cortas (25 o 50 metros) que son “más explosivas” y el entrenamiento en potencia me favorece. El Equipo de Natación creció mucho este año, es un grupo muy unido con buenos nadadores que le ponen garra. De hecho, este año tuvimos la alegría de ganar por primera vez en la historia del ITBA la Copa Anual ADAU.

-Hablando de competencias, en 2016 participaste de la OATEC, ¿qué recuerdos tenés de esa Olimpiada y qué significó para vos?

– Fue una de las mejores Olimpíadas que viví y le tengo mucho cariño. Me divertí mucho y, de hecho, hasta el día de hoy guardo de recuerdo un frasco de agua que tuvimos que filtrar para uno de los proyectos. Además, la organización fue excelente y entre los finalistas se armó una linda amistad. Muchos nos reencontramos en la facultad y nos seguimos reuniendo por fuera de ella. A raíz de esta experiencia conocí el ITBA y fue cuando me decidí que quería estudiar Bioingeniería allí.

-¿Cuán importante fue haber obtenido una Beca de Honor? ¿Qué posibilidades considerás que te facilitó?

– Tener la Beca de Honor es lo que me permite llevar adelante los estudios en el ITBA, como así también me implica la responsabilidad de aprobar los 36 créditos anuales y cumplir con las 8 horas semanales de becaria. Actualmente colaboro en la oficina CEDEMEI de la cual dependen la OATec y Robotito. En lo que respecta a mi labor en la Olimpíada, las tareas varían de acuerdo a la etapa del año. Principalmente me ocupo de lo relacionado a fundraising, además de tareas administrativas y de participar como staff durante la instancia final. En Robotito, cada becario tiene a cargo un grupo de 4 a 6 integrantes y entre los del equipo rotamos para dar la clase. Es muy gratificante realizar este tipo de ayudantías orientadas a despertar vocaciones científicas y tecnológicas en los niños y en los jóvenes, pues implica abrir puertas a un mundo de oportunidades, aventuras y desafíos.

– Siempre está presente el mito de que los alumnos del ITBA no tienen tiempo para dedicarse a otra cosa que no sea el estudio. Vos demostrás lo contrario, ¿de qué manera organizás tus horarios para equilibrar el deporte y el estudio?

-Es cierto que el ITBA es demandante y es clave aprender a optimizar el estudio, sumado al de manejar el estrés en especial en período de exámenes. Articular estas horas, las horas de beca, las horas de entrenamiento y las de alguna otra actividad, es un lindo rompecabezas que aún estoy buscándole la vuelta. Pero es un proceso del cual estoy creciendo un montón y es algo que no viviría si solo me dedicara al estudio. No postergar algo que me apasiona y haberme decidido llevar adelante la doble carrera, con los desafíos que esto implica, es algo de lo cual no me arrepiento. Es cuestión de animarse, estar dispuesto a perseguir los sueños y ponerle garra.

+Algunas imágenes de Cristina Haug entrenando y compitiendo: