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Lejos de los laboratorios, el Dr. Miguel Aguirre, Director del Departamento de Ingeniería Electrónica y Eléctrica, da a conocer su faceta como escalador.

Quien conoce a Miguel Aguirre –aunque sea, de forma superficial- sabe que se caracteriza por siempre superar la apuesta pautada. Por eso, no sorprende que, al reunirse para hacer la entrevista y hablar de su fascinación por la vida al aire libre, el Director del Departamento de Ingeniería Electrónica y Eléctrica, haga de las suyas y salga por la tangente. “¿Sabías que en mi casa funciona un teatro independiente?”, así comienza la charla en la que el protagonista rompe los esquemas y ahonda en la existencia de Travesía Teatro, uno de los dos espacios artísticos de estas características con habilitación municipal en el Partido de La Matanza. “La directora es mi mujer -Natalia Rey- que es actriz y coordina todas las actividades, tanto de la sala como de la escuela de artes. Yo simplemente la acompaño, pero a la vez oficio de técnico, plomo, iluminador, -incluso algunas veces- como boletero”, esgrime Miguel, sin ningún tipo de pudor.

Respecto al motivo real de la nota, el también graduado del ITBA, vuelve a las bases. Revela que, mientras muchos chicos pasaban sus vacaciones en la Costa Atlántica, su familia lo hacía en ámbitos menos convencionales, generalmente, con la carpa como hospedaje principal. Y, como si fuera poco, los veranos se complementaban en una colonia recreativa donde no faltaban los viajes a Córdoba y Bariloche. Con, obviamente, el protagonismo de las montañas. “En 1995, luego de haber terminado la carrera, hice el primer curso de escalada. En esa época nadie sabía qué era. Fue muy intensivo, recuerdo que fue muy serio y que me prepararon muy bien. Ahí aprendí a treparme a una pared de piedra con seguridad, sin sentir miedo de lastimarme. Escalar es un deporte muy completo, donde la seguridad es primordial. Un escalador nunca va a depender de un solo seguro, siempre necesitará de dos como mínimo”.

Miembro del club de escaladores “Rokamuerta” desde hace casi dos décadas, Miguel tiene la capacidad de poder separar el rol académico de su actividad recreativa. Por eso, distingue las clases en las que expone sobre, por ejemplo, el “Smart grid”, de lo emparentado a su fascinación por la vida al aire libre. “Para mí las ciudades son todas parecidas, casi iguales. Si bien cada una tiene su estilo; en el fondo son sólo eso, “ciudades”. Pero en la naturaleza cada momento es especial, las montañas son siempre distintas. Aunque haya estado en un lugar varias veces cada vez que voy encuentro algo diferente”.

El Director del Departamento de Ingeniería Electrónica y Eléctrica confiesa haberle contagiado la afición por la escalada a varios alumnos y miembros de la comunidad ITBA: “Hay un graduado al que llevé al club. Le encantó la experiencia y comenzó a participar activamente. Hoy reside en Ginebra con su familia y trabaja en la WWF (World Wildlife Fund), donde combina sus habilidades técnicas con la vida en la naturaleza. Ahora prácticamente vive en las montañas. Fui su corruptor”.

Ante la pregunta final sobre cómo convive su familia con “su lado b”, Miguel abre el panorama. “Mi mujer lo tiene completamente aceptado, sabe que esto es parte de lo que soy, lo que me llena el espíritu. Cada tanto me acompaña al club y participa de la vida social, pero hoy en día no escala. Igualmente, cuando viajamos de vacaciones siempre está dispuesta a darme seguro cuando encuentro alguna pared interesante. Por eso llevo siempre el equipo de escalada en el baúl del auto”. En cuanto a su hijo agrega que “si bien hay casos en lo que los chicos empiezan a escalar antes de caminar, no quise forzarlo. Con sus dos años, se trepa a todo lo que puede y de vez en cuando viene al muro. Si se interesara por el deporte lo voy a ayudar y sino jugaremos a otra cosa. Siempre habrá actividades para disfrutar la vida juntos”.