Dos alumnas de Ingeniería en Petróleo del ITBA realizaron la práctica de verano de Tecpetrol en el Yacimiento el Tordillo. ¿Qué aprendizajes les brindó la experiencia?
“Abandonar los libros -aunque sea por un rato-, para conocer de cerca la industria”. Bajo esta línea María Antonella Gazzani y Patricia Escoda participaron de la práctica de verano que desarrolló la compañía Tecpetrol en Comodoro Rivadavia. Experiencias que seguramente les repercutirá a ambas en su desarrollo profesional, pero que a priori son muy distintas: Antonella se encuentra realizando una práctica educativa ordinaria en la empresa desde octubre de 2018 y fue invitada al Yacimiento El Tordillo durante una semana para conocer el punto de vista de los ingenieros en reservorios –sector en el que se desarrolla-; mientras que Patricia comenzó su vínculo con la organización a partir de esta práctica de verano que se prolongó durante enero y febrero en el sur, luego un mes más en Buenos Aires y que ahora se oficializó en forma de pasantía.
“Estaba muy ansiosa por visitar el campo, porque ya entrando a mi último año de carrera, me parecía muy importante tener la experiencia. También en el ámbito personal, quería ver si me gustaba, si cumplía mis expectativas”, comentó Gazzani.
Escoda reconoció compartir el punto de vista de su compañera y explicó cómo era su rutina en Comodoro Rivadavia: “Mi día comenzaba a las 6:30 cuando me pasaban a buscar para ir al Yacimiento. Llegaba a las 8 am y hacíamos el parte diario, en el que se repasaban todas las actividades que se habían realizado el día anterior, qué problemas habían surgido y cuáles podrían ser las posibles soluciones. Luego, me encargaba de digitalizar a una plataforma el historial de los pozos que iban entrando a work-over, a pulling o a abandono. Esto no solo significaba analizar qué es lo que se había hecho, sino también preguntar y asesorarme con los distintos sectores acerca de los resultados obtenidos. Y a la tarde solía salir al campo a ver los trabajos que se iban realizando y asesorarme y enriquecerme de toda la información posible”.
Ambas alumnas coincidieron en que, lentamente, las mujeres van ganando lugar en la industria. Si bien de los siete pasantes ellas dos fueron las únicas representantes femeninas, en los yacimientos sí pudieron compartir el trabajo con otras colegas. “En todo momento me sentí muy cómoda, tanto con la gente de la base como también con personal de empresas de servicios, en una oportunidad en la que tuvimos de visitar un equipo de perforación. Todos fueron muy respetuosos y amables”, subrayó Antonella.
¿Qué herramientas les otorgo la práctica? Las dos futuras ingenieras dejaron en claro que significó un punto de inflexión que les permitirá desenvolverse en el ámbito profesional. “Me ayudo a saber cómo manejarme, en qué me tengo que enfocar a la hora de trabajar, a organizarme mejor y a establecer buenas relaciones de trabajo, ya que hoy en día estoy trabajando en la Sede de Buenos Aires, pero con el proyecto Tordillo. Me sentí muy conforme con los conocimientos adquiridos en la Universidad, al principio tenía miedo de no saber qué hacer, pero pude hacer un click y conectar teoría con práctica”, sostuvo Patricia. Mientras que para Antonella fue una oportunidad para “consolidar un montón de conceptos vistos en clase, que no es lo mismo que verlos en persona”.
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