Marcelo Elizondo, Responsable del área de Competitividad y docente de la maestría en Dirección Estratégica y Tecnológica del ITBA, repasa la relación de la Argentina con el grupo.
El país recibe esta semana a los líderes más importantes del mundo y tiene la gran oportunidad de mejorar el vínculo con los miembros del grupo. La inminente reunión del G-20 en Buenos Aires es en sí un evento de enorme relevancia. Organizarlo es para la Argentina una ocasión de importancia histórica única. Como se sabe, la cumbre reúne a la mayor cantidad de grandes líderes que jamás se hayan encontrado en el país y este encuentro ocurre en un momento en el que el mundo está discutiendo nuevos marcos de referencia para la internacionalidad luego de la pérdida de consensos en materia de comercio transfronterizo, relevancia geoestratégica de las potencias, instrumentos para el posicionamiento de los países y valor de las instituciones internacionales. Y al ser organizador, esta reunión permite a la Argentina incidir en la agenda de temas a discutir y mejorar la relación personal de los líderes argentinos con sus pares en los principales países; a la vez, sirve para refirmar la participación de la Argentina en un grupo en el que la mayoría de los miembros tienen una importancia internacional económica mayor.
El encuentro ocurre, pues, en medio de nuevas discusiones entre grandes potencias sobre las condiciones de la globalización económica, en momentos en que el mundo mezcla la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China con nuevos acuerdos de libre comercio que se han celebrado recientemente, por ejemplo entre la Unión Europea (UE) y Japón, pero también entre 44 países africanos y hasta en una renovación del pacto que ya tenían entre EE.UU., México y Canadá. La globalización parece de difícil freno por razones tecnológicas, económicas, productivas y hasta culturales, pero muchos países están rediscutiendo las condiciones en las que ella se produce. Por ello, ser anfitrión de este encuentro en medio de una agitada discusión mundial que recién se inicia es altamente relevante.
Los países que logran incrementar su influencia se benefician (si ellos mismos crean un clima local institucional, político, económico y relacional adecuado) facilitando su acceso a flujos de inversiones, apoyo en instituciones multinacionales, consensos para acuerdos económicos o estratégicos, mejor cooperación internacional o inserción en procesos evolutivos internacionales.
Más allá del marco general, es útil considerar que mejorar la posición desde la que la Argentina se vincula con los principales miembros del grupo reviste valor desde la perspectiva bilateral. Por ello, no es menor advertir la importancia del vínculo argentino con los miembros de este grupo. El G-20, que es un foro para la cooperación económica, financiera y política, aborda los grandes desafíos globales y busca generar políticas públicas que los resuelvan. Está compuesto por la UE y 19 países: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. El grupo reúne a grandes países del mundo que tienen 66% de la población del planeta y generan 85% de la producción mundial, 75% del comercio internacional y la mayoría de las inversiones globales.
Son parte integrante del G-20 nada menos que 16 de los 20 principales exportadores mundiales (y lo son también 22 de los 30 mayores, y 29 de los mayores 40). Más aún: el G-20 recibió según la Unctad el 58% del total mundial de inversión extranjera directa (IED) en 2017, y a la vez está formado por 18 de los 20 principales receptores de IED del mundo. Los países del G-20 emitieron al mundo en 2017 la suma de US$1.200.000 millones de IED.
En términos de la relación económica concreta de nuestro país, debe decirse que la Argentina exportó a los miembros del G-20 en 2017 el 61% del total de sus ventas externas de bienes (del total de US$58.427 millones exportados el año pasado, US$35.718 millones se dirigieron a miembros del G-20). Y a la vez, el G-20 es origen del 79% del stock (acumulado) de la IED en la Argentina, que suma aproximadamente US$95.000 millones (los principales inversores medidos por el origen matriz de sus empresas pertenecientes al G-20 son Estados Unidos, España, Brasil, Alemania, Francia, Luxemburgo, Canadá, Reino Unido, México, Italia, Dinamarca, China y Japón). Por ello, como el grupo en sí, es un foro que reúne a los principales actores económicos del mundo, y la ocasión reviste gran relevancia para incrementar la influencia de la Argentina ante ellos.