El ex capitán de Los Pumas y actual vicepresidente de World Rugby participó del ciclo Gestión Positiva. Un repaso en primera persona por los momentos más emblemáticos de su carrera.
Agustín Pichot ingresa al Salón de Usos Múltiples del ITBA como si fuera un miembro más de la Comunidad. La multitud –compuesta por más de 70 personas- le abre paso mientras parece invadir sensación de sorpresa por contar con la presencia de semejante exponente del deporte nacional.
El ex Puma y hoy en día directivo del rugby de elite se sienta en el lugar determinado y comienza a responder las diversas inquietudes del entrevistador. Recuerda su primera Copa del Mundo –Sudáfrica 1995- en la que no tuvo ni un minuto en el césped y lo conecta con el tercer puesto alcanzado en el certamen de 2007, donde además se desempeñó como capitán. “Soy muy creyente de los métodos, los logros se consiguen con mucho trabajo y dentro de un orden. El profesionalismo ayuda en parte a ello”, remarca sonrisa mediante.
El exitismo y el trabajo para que los egos no alteren el equilibrio del grupo humano, son unos de los tópicos que aparecen. “En Los Pumas, nos hemos sentido en algún momento los Rolling Stones, pero hay que tener los pies en la tierra. Ninguna figura que sobresale en un deporte puede negar que para llegar a la cima tuvo que trabajar mucho. El esfuerzo es la única forma de destacarse”.
Pichot manifiesta que pudo dejar atrás su etapa como jugador y que hoy en día vive plenamente su rol de vicepresidente de la World Rugby. “Buscamos que este deporte sea más diverso e inclusivo”, sostiene.
La educación es uno de los temas que se destacan en la charla. Agustín sostiene que los deportistas necesitan contar con una profesión por fuera del deporte “porque la carrera en el rugby es muy corta”. Además, da a conocer su caso personal: “Yo estudié Economía en la Universidad de Brunel en Inglaterra. Y me brindó humildad, pude vivenciar realidades muy diferentes a las mías. Yo me desempeñaba en uno de los clubes más importantes de Europa y la convivencia con mis compañeros de estudio me hizo bajar los pies a la tierra”.
Luego de una ronda de preguntas realizada por alumnos y docentes del ITBA, Agustín saluda y se despide. Deja la impresión de que seguramente, en algún momento no muy lejano, ese encuentro se volverá a repetir.