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*Por Fernando Baidanoff

En materia de ingeniería de tejidos para usos médicos fabricados en base a la impresión 3D, hay dos grandes ramas en desarrollo: por un lado crece la opción de tomar diferentes tipos de imágenes de órganos del cuerpo, o de un tumor, e imprimirlos en 3D. Eso le facilita a los cirujanos estudiar, planificar y ensayar -de la mejor manera posible- como realizar una operación compleja, mucho antes de entrar al quirófano. Esta posibilidad acompaña de cerca a las crecientes mejoras tecnológicas que logran los diferentes equipos de captura de imágenes médicas en alta resolución. En este mismo sentido también crecen la posibilidades de imprimir prótesis completas, o en partes, hechas a la medida de cada paciente. Esto ya se está haciendo, incluso en Argentina.

El otro campo de gran potencial se enfoca en el rubro de la bioimpresión de tejidos, un proceso de altísima complejidad. Son células que se “imprimen” para formar un tejido completo. Esto también se divide en dos líneas: la creación de andamiajes o estructuras de soporte que luego albergarán el crecimiento de tejidos hechos en base a cultivos celulares. Y la bioimpresión más desafiante de todas: imprimir al mismo tiempo tanto el soporte (scaffold) como las células que lo cubrirán para armar el tejido,   en forma simultánea. Esta última estrategia es la más prometedora, pero todavía pasarán algunos años antes de que se avance en aplicaciones prácticas  porque quedan varios desafíos tecnológicos y biológicos por resolver.

 

* Docente de la carrera de Bioingeniería en el Instituto de Tecnología de Buenos Aires (ITBA).