¿Cómo conviven la música con el procesamiento digital de imágenes? La Dra. Juliana Gambini, docente del Departamento de Ingeniería Informática, brinda su respuesta.
Las pasiones son misteriosas, no tienen una razón de ser. Conviven con otras, muchas veces de lo más variadas, pero que definen –en conjunto- la identidad de la persona en cuestión. Juliana Gambini no recuerda cómo nació su interés por la música, siente que es un agregado que vino directamente “de fábrica”. Sin embargo, rememora un momento puntual en el que esa curiosidad empezó a tomar forma: “Cuando tenía 11 años había una maestra de música maravillosa en mi escuela primaria que se llamaba Margarita, ella organizó un coro de niños e hizo una selección de cantantes. Yo no fui elegida y me puse mal, entonces, por consejo de mi madre, fui a hablar con la profesora. Le dije que me gustaría mucho participar del coro y me dejó entrar. Así empecé a cantar en el coro de la escuela y creo que ahí aprendí a vocalizar, cantar y sobre todo a escuchar”.
Docente del ITBA desde 2010, hoy en día se desempeña como titular de la materia “Análisis y Tratamiento de Imágenes” en la carrera de Ingeniería Informática. Y en cuanto a su “lado B”, actualmente es parte de “Coral Notas de Vida”, un coro que interpreta música popular latinoamericana y con el que ensaya una vez por semana. “Hemos cantado en muchísimos lugares, en la Biblioteca Nacional, por ejemplo. Fuimos acompañantes de Víctor Heredia en el espectáculo Taky Ongoy en el teatro Opera. Pero también cantamos en encuentros corales pequeños, por beneficencia o culturales; y en cualquier espacio donde nos quieran escuchar”, ilustra la Doctora en Ciencias de la Computación.
Juliana refleja la sensación de haber encontrado un equilibrio entre sus dos facetas. “El rol de docente e investigadora es mucho más fuerte en mí, es mi trabajo, mi medio de vida. Lo disfruto plenamente, los alumnos son espectaculares y aprendo mucho. A la vez, el canto saca cosas buenas de mí, ser parte de un coro también implica responsabilidad y hay que estudiar, pero es diferente, es más relajado. No podría dejar ninguna de los dos”.
Admiradora de una amplia variedad de artistas –desde Piazzola a Soda Stereo-, comparte su teoría de por qué muchos docentes poseen una veta ligada al arte. “Dependerá de cada uno, pero en general creo quienes enseñamos tenemos una actividad intelectual muy intensa y la actividad artística nos compensa, equilibra y completa”.
+Escuchá uno de los temas de “Coral Notas de Vida”.