A partir de la historia del ITBA, el Ing. José Luis Roces reflexiona sobre el pasado y la actualidad de la Argentina. Un análisis que invita a trabajar en soluciones en conjunto.
El Instituto Tecnológico de Buenos Aires fue creado en 1959 como una fundación civil destinada a encarar la enseñanza universitaria de la tecnología como factor esencial del desarrollo del país. Esta virtuosa misión nacía en un contexto político y económico que encarnaba una visión de crecimiento con un foco en la industria y en la infraestructura.
Sin embargo, a pesar del tiempo trascurrido, Argentina mantiene una pauta de estancamiento económico y un correlato de grave deterioro social. Por la persistencia del fenómeno y la ausencia de gobiernos que cambien el rumbo en forma perdurable, el caso de Argentina es el de un país “inexplicable”. En la historia mundial son contados los países que, con los recursos naturales de la Argentina,no hayan podido en tantos años alinear sus políticas gubernamentales para lograr un cambio en la tendencia.
Existen múltiples análisis y diagnósticos, y los centros de estudios políticos, económicos y sociales tienen una amplia colección de tesis, informes y publicaciones sobre “el caso argentino”: todos ponen de manifiesto causas estructurales y otras coyunturales. Las primeras son profundas y los gobernantes no logran resolverlas en sus períodos presidenciales. El camino de solución por su persistencia en el tiempo y la rigidez de su “patrón” de recurrencia, solo puede ser logrado a partir de acertadas acciones de cambio que duren no menos de diez años. Las otras pueden ser resueltas en plazos presidenciales (dentro de los cuatro años). Este tipo de complejidad enfrenta la solución sintomática de corto plazo, con la solución estructural de largo plazo. Y la presión de los políticos siempre se enfoca en la primera y posterga la segunda.
Este patrón no es exclusivo de la Argentina, sucede y sucedió en muchos países durante determinados períodos, acentuados por la falta de alternancia en las ideas o por ausencia de liderazgos “trascendentes” que miren el dilema de largo/corto con una conciencia de perdurabilidad de su sociedad.
A lo largo de nuestra historia hemos intentado solucionarlo varias veces . Como Universidad pluralista no hacemos juicios de valor sobre la historia y los protagonistas, pero eso no significa que no hayamos aprendido. La incertidumbre política de la Argentina exige hoy una actitud reflexiva y de diálogo, con base en esos aprendizajes.
¿Será posible encontrar un grupo de dirigentes que le propongan al país un camino de sinceridad sobre la base de encarar soluciones estructurales de largo plazo, y simultáneamente soluciones de coyuntura compatibles con las otras?
¿Serán respaldados por el convencimiento de los que menos pierden, para disminuir los efectos secundarios entre los perdedores, en pos de una década que cambie el destino decadente de la Argentina?
Es necesario saber que si no se lograse de manera local, no habrá ningún interés en el mundo de preocuparse por el futuro de la Argentina; salvo los de los especuladores financieros y los intermediadores de los recursos naturales del país. Los argentinos debemos resolverlo con honestidad y visión de futuro.
Una vez más, ha llegado la hora de que como argentinos pensemos con sensatez en acordar una solución perdurable, sin ideologías reduccionistas ni egos dirigenciales, Las vivencias de nuestros 60 años de Universidad reclaman un compromiso reflexivo de nuestra comunidad.